domingo, 14 de octubre de 2012

La primera de la última...

Decidí abandonarte en el camino para llevarte en mi memoria, dejarte junto con los espejos, los cuartos de hotel, los asientos de un coche, dejarte en un teclado y mil imágenes que ya se cansaron de ser. No se puede vivir con tanta fantasía, se llama tortura.

Demasiada pasión desvanecida en el humo, el humo que huele a sexo. Y resulta que no hay nada, ni antes ni después  ni ahora. (No puedo reclamarte si tu promesa fue que no habría promesas). Pero aún así, necesito tu sabor, en mi piel, en mis labios, en mi ombligo. Mis manos necesitan rozar tus dedos casi a escondidas, que no lo notes. Ver tu sonrisa, la que desaparece en segundos, escuchar, tu voz, tu respiración.

Me puedo bañar en tus besos, en tu silaba, en tu sudor,  pero no. Ya basta. De tu amor a ti mismo, de buscar tu maldito reflejo, incluso en mi misma, de creer que en el fondo, no somos amantes, que somos más mucho más que eso. Basta de creer que sabes quien soy o que puedes saberlo, nada es cierto, y hoy tengo que aceptar la verdad, aunque todavía me resista.

Quiero dejar de sentirte en las noches, dejar de creer que tu eres el que va a marcar mi vida, ese que me hará escribir una y otra vez, no, no eres tú. No somos cómplices  ni amantes, ni conocidos, ni nada.... nunca fuimos nada, no somos nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

entonces....